Buscamos urgentemente un CHO o Chief Happiness Officer para incorporación a una empresa de prestigio. Necesitamos un customer service, un sales manager, un controller, un personal shopper, un partner, etc. Seguro que muchos de estos cargos te suenan a chino, pero hay que aceptar, que el inglés está dejando de lado el idioma español en el mundo laboral y en los entornos digitales. Esta tendencia es constante y va en aumento.
Algunos ejemplos son selfie, crack, celebrity, reality, prime time, trending topic, web, lobby, post, glamour, sport, stop, look, share, boutique, catering, sex appeal, byte, megabyte, shock, stress, black friday, low cost, bullying, mobbing, impeachment, cool, hashtag, hacker, email, online, light, vintage, marketing, influencer, tupper, teenager, standby, link, poster, outsider, comic, ranking, aftersun, aftershave, goal average, piercing, remake, merchandising, establishment, fair play, pendrive, minishort, followers, refugees baby sitter, container, underground, crowdfunding, affaire, pack, pin, casting, spoiler, startups… También lo vemos en nuestra televisión: MasterChef, First Dates, Late Motiv, All You Need is Love, Got Talent, Little Big Show, Singles…
Teniendo en cuenta que cada una de estas palabras tiene su traducción al español, ¿a qué viene usar todo lo anterior? ¿Para jactarse y presumir? ¿Será porque el nivel de inglés en España es más bajo que en el resto de los países europeos? Quizá sea para disimular el complejo de inferioridad que muchos tienen ante el inglés, como denunciaba hace poco la dirección de la RAE.
Basta echar un vistazo a nuestros contactos de LinkedIn y veremos, como la mayor parte de los mismos, tienen su puesto en el idioma de Shakespeare. No hay gestores de comunidades en línea, sino community managers. Los jefes de proyecto son project managers e incluso un comercial se ha convertido en un sales manager. Un consultor es un consultant y ya nadie dice director general o presidente ejecutivo, sino CEO.
Si esto pasa con los puestos de trabajo, aún pasa más dentro del entorno laboral. Tomarse algo con los compañeros al salir del trabajo es ir de afterwork, crear contactos profesionales es hacer networking, hacer marca es hacer branding y hasta llevar a cabo una lluvia de ideas se denomina brainstorming. Nadie dice mercadotecnia en línea, sino marketing online. La lista sigue y sigue hasta el infinito.
La influencia de la lengua inglesa es imparable y no sólo afecta al español. Pongamos como ejemplo el vocablo e-mail (o email). Registrado por primera vez en 1982 en textos en inglés, ahora es aceptado a escala global sustituyendo a “correo electrónico”.
Por otra parte, esta fascinación actual por el inglés resulta a veces excesiva para muchos angloparlantes que residen en España. Yolanda de San Rafael Sánchez, investigadora y docente en programas de coaching y mentoring en inglés y Business English Trainer, señala algunas razones del uso de anglicismos por parte de nuestros profesionales: concisión, brevedad, prestigio e idoneidad para nombrar nuevos conceptos. «Estoy convencida de que es el momento de pasar al siguiente nivel y demostrar que, además de ser creativos con el lenguaje, en España se habla inglés. Así fortaleceremos nuestra proyección profesional y nacional comunicándonos en la actual lingua franca», afirma la experta.
El español recibe la fuerte influencia del inglés, con toda su potencia sintética y economía de lenguaje, y esta se refleja en el uso diario de nuestro idioma.
¿Alguien sabe qué es «soporte lógico»? Pero seguro que todos sabemos lo que es software.
«Cuando tu hijo te dice que va a aplicar a una universidad para ver si le admiten, lo entiendes. Al fin y al cabo, eres traductor de inglés». Pero cuando le pides, que te lo diga en su idioma nativo y no sabe, te preocupas por la salud del español, apunta Pablo Badía, experto en servicios de traducción y localización.De manera similar sucede cuando un cliente te llama la atención por emplear el término «cumplimiento» en una traducción, argumentando que «si dices compliance, lo entendemos todos perfectamente».
«El español es una lengua viva, que evoluciona cada día, pero no estaría mal que hiciéramos un pequeño esfuerzo por preferir la palabra española que, en la mayoría de los casos, existe», sentencia Badía.
Las multinacionales, clave en el auge de los anglicismos
Cabe destacar que no estamos ante un problema del español, sino que se trata de una tendencia global. En grandes potencias económicas como Alemania, Japón o Francia, sus profesionales también definen sus puestos de trabajo en inglés en vez de en alemán, japonés o francés. De esta forma se tiene acceso a un mercado global.
La hegemonía anglosajona en los negocios ha impuesto su vocabulario como la nueva lengua universal. Lo que se pretendía con la invención del esperanto se ha conseguido con un idioma existente, una única lengua con la que, en el ámbito de los negocios, te puedes entender con una empresa de cualquier parte del mundo.
La globalización y el auge de las nuevas tecnologías han fomentado la creación de equipos de trabajo deslocalizados y con diferentes idiomas maternos. El inglés se ha convertido, por tanto, en una herramienta de trabajo tan fundamental como la formación técnica especializada.
Por ello, no es de extrañar que los anglicismos vayan permeando desde el mundo laboral y se usen cada vez más. Si te pasas el día hablando en inglés, al final terminas añadiendo algunos términos a tu vida cotidiana.
La RAE, preocupada
Algunos creen que las ideas suenan mejor en inglés. Así que el problema está en la percepción del éxito. Se utiliza este idioma para evocar ese mundo al que se quiere pertenecer.
Para fomentar el uso de nuestro idioma, la RAE creó unas jornadas tituladas ¿Mejor en español? con académicos y profesionales de la publicidad.
Aun así, el español sigue siendo un idioma de moda. Reino Unido acaba de convertirlo en el primer idioma extranjero para sus estudiantes. También lo es en Estados Unidos, donde hay más de 57 millones de hispanohablantes, situándose en el segundo lugar tras México, con mayor número de personas que utilizan nuestra lengua. Además, este porcentaje no para de crecer.
Por ello, muchos expertos hablan de que esa adaptación, que tanto temen en la RAE, se está dando en Estados Unidos al revés. Hay muchos términos del castellano, que se están colando en el inglés norteamericano.
La cultura hispana cobra más fuerza cada año. Basta ver cualquier serie o película estadounidense para darnos cuenta como el spanglish tiene cada vez más presencia. Esta mezcla de español e inglés es para muchos expertos el idioma del futuro.
María Concepción Pomar enseña desde hace cinco años diversas asignaturas en la mención de inglés en la Universidad VIU de Valencia (Valencian International University). Desde esta universidad subraya hasta qué punto es importante para el futuro académico y laboral de los alumnos el dominio y la práctica del inglés como segunda lengua, por encima de otros idiomas europeos.
«La evolución de la educación hacia una mayor incidencia en la lengua inglesa es imparable, el inglés es la lingua franca más utilizada en el globo para la comunicación entre personas de diferentes orígenes y culturas. Las escuelas de todo el mundo son conscientes de que nos vemos inmersos en un entorno virtual en evolución continua y hay que saber adaptarse.
La RAE no puede contener ni controlar el uso de anglicismos en las redes sociales y en estos entornos virtuales. Cada vez aprueba el uso de un mayor número de anglicismos en la lengua española, aunque pueda parecer que lo haga a regañadientes. El intercambio de información asertiva con los hablantes, los auténticos usuarios de la lengua, es algo que la RAE debe tener en cuenta a la hora de aprobar nuevos términos, que se vuelven de uso común en la práctica comunicativa, incluyendo la inclusión en el Diccionario de los nuevos anglicismos», concluye Pomar.
Los anglicismos que más molestan a la RAE
Los préstamos lingüísticos son tan antiguos como el mismo lenguaje. Siempre hay una lengua dominante, propia de una potencia con mayor importancia política y/o económica, que termina imponiendo muchos de sus términos. Desde la influencia del griego en el latín y de ambas en las lenguas prerromanas, hasta el árabe en el primer castellano, o el italiano y el francés en la Edad Moderna. La misma creación de la Real Academia de la Lengua, en el siglo XVIII, trataba de frenar la gran influencia del francés, lengua dominante en ese momento.
En 2018, es el inglés la lengua dominante. La globalización ha conllevado, que la influencia de la misma, sea más fuerte que nunca en todos los rincones del mundo. El director de la RAE Darío Villanueva ha explicado a ABC cuáles son los siete anglicismos más “innecesarios” que se están popularizando en castellano.
- Save the date por apunte en su agenda
Se trata de una expresión habitual en convocatorias de agendas. Suelen ir acompañados de otros como dress code por código de vestimenta o etiqueta. Provienen directamente de las convocatorias de grandes multinacionales, que comenzaron a utilizar el inglés como idioma universal.
- Online por en línea
Es la palabra más popular de la lista y una de las que más molesta a Villanueva. Decir en línea, la traducción literal, mantiene su uso, pero de forma mucho más minoritaria. No hay ninguna razón lingüística que explique este cambio.
- Tablet por tableta
Una tablet es uno de los últimos dispositivos electrónicos en ser inventados. Al nacer en inglés, muy poca gente utiliza su traducción. Villanueva destaca, que decirlo en inglés, dificulta la pronunciación. Mientras que en castellano tabletas no tiene ninguna complicación, en inglés tablets tiene una terminación en doble consonante muy problemática para nuestro idioma.
4. Influencer por influyente
Un influenceres una persona influyente, pero no es exactamente lo mismo. En castellano hemos adoptado la palabra influencer para referirnos a aquellos profesionales que viven de los patrocinios de las marcas en las redes sociales. Es cierto que su principal característica es la de tener un gran número de followers o seguidores, es decir, capacidad de influencia sobre otras personas.
- Follower por seguidor
Estamos en un caso similar al anterior. Un follower es un seguidor en una red social. A pesar de que las mismas han estado traducidas al español desde el principio, muchos hispanohablantes han adoptado la forma anglosajona. En muchas ocasiones, porque el discurso mediático y el de aplicaciones relacionadas así lo utilizaban. Como en el caso de influencer o tablet, para el director de la RAE la formación del plural es uno de sus principales inconvenientes.
- Like por me gusta
En Instagram o Facebook. Incluso ha tenido su propia trayectoria en español. En un primer momento no le dabas “like” o “me gusta” a publicaciones y páginas, sino que te “hacías fan”. Fan es un anglicismo que sí ha sido adoptado por la RAE, que en un principio propuso fanático sin éxito.
Tras cambiar por me gusta, con el paso del tiempo cada vez más personas utilizan el anglicismo like. Para Darío Villanueva se trata de unos cambios “totalmente increíbles”. Aun así, su utilización popular y en medios de comunicación es continua.
- Link por enlace
El último de los préstamos lingüísticos que destaca el director de la Academia es la utilización de link por enlace. De nuevo, la red se ha convertido en la clave que explican estos cambios. Los lenguajes de programación más populares del momento provienen del inglés, lo que hace, que con el paso del tiempo, sea la versión anglosajona la que se populariza. En este caso también encontramos la adaptación de un término: el uso de linkear por añadir hipervínculo.
Fuentes: Marketing Directo| ABC| La Razón| El País