Claves de comunicación para un liderazgo efectivo
La capacidad de comunicar con eficacia es uno de los rasgos distintivos de un líder.
Para cualquier organización, la comunicación es clave para garantizar unas relaciones sólidas con los grupos de interés internos y externos, así como la difusión de mensajes que contribuyan a consolidar los valores de la compañía y su buen funcionamiento.
Tanto si se trata de comunicación interna, entre los miembros de la organización, como de comunicación externa, con partners, proveedores, y otros grupos de interés (prensa, etc.), los líderes son indispensable dentro de la estrategia de comunicación.
Rafael Peña Ortiz, experto en liderazgo, gestión del cambio y motivación, propone que nos hagamos la siguiente pregunta: “¿Por qué querría alguien tenerle a usted como líder? Ganarse una respuesta positiva implica un compromiso firme por crecer continuamente, desarrollando empatía, y ejercer un liderazgo inspirador, innovador que genere transformación.
Otro compromiso, que un líder debería asumir, es el de ser auténtico, factor clave para conectar con las personas e inspirarlas. Dice una antigua máxima que casi toda persona quiere cambiar el mundo, pero nadie quiere cambiarse a sí mismo. A esto nos referimos con el concepto de autenticidad. Implica estar dispuestos a examinarnos, aprender y crecer para volvernos aún más auténticos”.
Para entender la función de un líder en una organización, debemos acudir a la definición de liderazgo organizacional propuesta por Antonio Duro en su libro Introducción al liderazgo organizacional: teoría y metodología: “Es la situación de superioridad en la que se hallan algunas personas en sus organizaciones, ya que, por sus notables cualidades personales y/o actuaciones, consiguen que los equipos que dirigen vayan a la cabeza en el cumplimiento de sus fines organizacionales”.
Por tanto, parece evidente que un líder aúna determinadas cualidades que le permiten guiar a las personas y a los equipos hacia objetivos comunes, siendo determinante en su rendimiento y su productividad.
Andrea Mochnach, coach ontológico y de equipos, considera la comunicación como la capacidad fundamental de un líder.
“¿Cuántas capacidades se requieren para llegar a ser considerado un líder? Seguramente aparecen algunas como estrategia, planificación, profesionalismo, responsabilidad, coordinación, gestión, resolución de problemas, motivación, gestión o asertividad emocional -donde la empatía juega un rol fundamental- y entre otros, la habilidad comunicativa.
Esta última da lugar a todas las anteriores, ya que es la capacidad que fundamenta la aparición de todas ellas. Ante su falta, todas las demás capacidades se ven afectadas de una u otra manera en su pleno desarrollo. Como si de un virus se tratara, se contagian y no logran su máxima expresión”.
Liderazgo y su importancia en la comunicación organizacional
Idalverto Chiavenato define el liderazgo como “una influencia interpersonal, ejercida en una determinada situación, para la consecución de uno o más objetivos específicos mediante el proceso de la comunicación humana”.
Y es interesante la distinción que establece Warren Bennis entre liderazgo y administración: “la mayor parte de las organizaciones están sobreadministradas y sublideradas”. Es decir, ser un buen gestor o administrador no te convierte en líder. Una de las habilidades imprescindibles es la capacidad de comunicación efectiva, logrando persuadir, transmitir ideas y valores de la empresa, fomentando el trabajo en equipo y las relaciones interpersonales, dirigiendo a las personas y motivándolas hacia la consecución de unos objetivos.
La importancia de una comunicación organizacional, basada en una estrategia, es necesaria para el buen funcionamiento de las compañías.
En todas las empresas existen flujos de comunicación generados por los propios empleados. Una estrategia de comunicación, que ayude a los empleados a entender los objetivos, los valores de la empresa, su actividad, sus procesos, así como la forma óptima de relacionarse con proveedores, socios, clientes y otros grupos de interés contribuirá a un mejor desempeño de la actividad y mejorará la productividad.
Los principales problemas de comunicación surgen cuando no existe esta estrategia, los empleados no tienen claros los objetivos, no existe una comunicación bidireccional, existe un desconocimiento de los procesos, surgen rumores, no hay transparencia, y comienza a extenderse la desmotivación y la desconfianza entre los empleados.
Uno de los factores decisivos en esta problemática tiene que ver con la ausencia de liderazgo en la organización.
“Una emisión deficiente de mensajes en la comunicación genera recepciones también deficientes, cuyas consecuencias llegan mucho más allá del equipo: resentimiento, frustraciones, clima de trabajo enrarecido, clientes disconformes, baja productividad, estrés, relaciones conflictivas y resistencia a los cambios” añade Mochnach.
Ainhoa González Aldama, coach ejecutiva especializada en procesos de fortalecimiento y liderazgo personal, nos recuerda que, de acuerdo con John Maxwell, “el liderazgo no se basa en posiciones en el organigrama, sino en cómo unas personas influyen en otras».
En este sentido, González Aldama recalca que «los líderes excelentes son aquellos que son conscientes de sus luces y sus sombras, y procuran influir en su entorno proyectando sus luces.
Además, un líder excelente debe ser consciente de aquello que quiere transmitir y desarrollar habilidades de comunicación efectiva, que afectarán tanto a las relaciones interpersonales como a los resultados de la empresa”.
Cualidades de un líder para una comunicación efectiva
Describimos algunas de las características que debe reunir un líder para una comunicación efectiva:
- Visión clara
Antes de esta visión, es necesario que el líder se conozca a sí mismo y tenga claro qué es lo quiere lograr y cómo lo va a conseguir. Así será más fácil comunicarlo adecuadamente. Gracias a esta visión, será más fácil no desviarse y transmitir al equipo los objetivos. El mensaje debe alinearse con la misión, visión y valores de la empresa.
Comunicar con claridad y de forma planificada ayudará al rendimiento de los empleados a la hora de alcanzar los objetivos. Este aspecto está relacionado con la integridad del líder, su capacidad de mostrar esa visión creíble, relacionada con unos valores con los que se pueden identificar los miembros del equipo.
Mar Riguero, mentora y formadora de mujeres en la escuela Azoika Alto Rendimiento, considera que «para mantener la confianza del resto de miembros de la organización el líder debe ser honesto y ético en sus acciones y decisiones”.
- Coherencia
Se dice que alguien es coherente porque se puede verificar la correspondencia entre su forma de pensar y de actuar.
Para el coach Paco Ramos, socio en Sarrió Asociados, “la coherencia posibilita la generación de confianza, la credibilidad y la posibilidad de conseguir en los equipos un mayor grado de impacto e influencia.
La coherencia es una de las palancas principales para generar ejemplo y poder convertirse en un referente de actuación para aquellos entornos en los que tenemos responsabilidad de liderazgo.
Gran parte de las disfunciones, por las que puede atravesar un equipo, están directamente relacionadas con la gestión eficiente de la coherencia.
El psicólogo y especialista en ética Walter Riso resume a la perfección la importancia de la coherencia con esta frase: “Hay gente que funciona como una escopeta de perdigones: piensa una cosa, siente otra y sus actos se dispersan sin dirección.”
- Escucha asertiva
“Esta escucha va a permitir al líder tener la suficiente información sobre el emisor para adaptar su discurso, persuadirle y tener, por tanto, una comunicación eficaz”, afirma Patricia Miranda, coach certificada ICF, especializada en liderazgo y gestión del cambio, quien explica cómo “tendemos a hablar mucho y escuchar poco. Si no tenemos información del otro, no podemos saber lo que necesita, ni persuadirle.
La coach propone “escuchar tanto lo que nuestro emisor nos dice verbalmente: identificando sus objetivos, sus necesidades, sus valores; como lo que nos dice no verbalmente: con su corporalidad, gestos, lenguaje paraverbal que aporta información sobre sus emociones. Además, de nuestra escucha interior: qué me estoy diciendo yo y cómo me afecta emocionalmente lo que me dice el emisor”.
Esta habilidad requiere de empatía y aúna diferentes comportamientos y actitudes. Se considera una técnica basada en el trabajo de Carl Rogers. Un líder debe practicar la escucha asertiva que, en ocasiones, se pone en riesgo por el sesgo ideológico, la concentración en tareas mientras hablamos o un entorno poco adecuado.
- Flexibilidad
Un líder flexible se adapta a las diferentes circunstancias y aplica un estilo de liderazgo y unas estrategias según estas . Es importante que adapten su comunicación y su enfoque para percibir los diferentes puntos de vista.
La flexibilidad está ligada al punto anterior, ya que “además de cierta técnica para practicar la escucha asertiva. Hay que querer escuchar, aunque el otro tenga un punto de vista totalmente diferente, y disponer de una actitud flexible. Ahí está el verdadero reto. Es en esos momentos cuando el líder competente es capaz de mantener una escucha auténtica y asertiva, asegurándose que el otro emisor se siente escuchado”, concluye Patricia.
- Transparencia
El líder transparente es aquel que explica cómo se conforma una organización o se toman las decisiones en la misma. También es aquel que transmite las posibles incertidumbres que se presentan. Para ser un líder transparente, el líder debe ser honesto y sincero en su comunicación y con comportamiento para el respeto del equipo.
Raquel Hermida, docente, escritora y ponente en habilidades de motivación, desarrollo del liderazgo y marca personal, considera que “liderar es contagiar tu brillo a los demás, es inspirar, es motivar, es comunicar de forma transparente y sencilla y, sobre todo, es hacer las cosas con entrega y optimismo a pesar de las dificultades, adversidades, crisis o hasta de tu propio estado.
Una de las grandes cualidades de un líder de éxito es el empleo de una comunicación transparente y auténtica, esa que genera conexión y confianza en los demás, esa que es capaz de convertir una idea fascinante en algo palpable y genuino”.
- Precisión en los mensajes
Es necesario que el líder comunique de forma concreta.
Cuando el equipo conoce qué debe hacer con exactitud, se evitan confusiones.
Las contradicciones y los cambios constantes de opinión a la hora de comunicar directrices terminan por desmotivar a los equipos. Además, la falta de precisión a la hora de transmitir las tareas conlleva que, muchas de ellas, terminen repitiéndose y, las labores de los empleados pueden solaparse, generándose malentendidos entre los propios empleados.
“El buen líder comunica de forma breve, concisa y clara. Va al grano, evita adornos, divagaciones o equívocos. Enfatiza lo importante. También sabe escuchar y pide confirmación de que se ha entendido el mensaje para evitar equívocos. Para eliminar la brecha interpretativa, el líder puede emplear frases como ¿me estoy haciendo entender? o solicitar al receptor que repita los puntos más importantes de la información para asegurarse que se ha entendido el mensaje correctamente.
Por su puesto, siempre con amabilidad y educación”, afirma el coach de directivos Sergio Hinojosa.
- Fomento de la comunicación regular bidireccional
Un líder debe trazar un proceso de comunicación por los canales adecuados que sirva para mantener una comunicación regular, bidireccional y efectiva con los miembros del equipo.
Tanto si se trabaja de forma presencial, híbrida o en remoto, los canales de comunicación y su uso deben estar perfectamente definidos. Además, la comunicación en estas interacciones interpersonales debe ser efectiva y necesaria para nuestros objetivos. Es decir, debe servir a los miembros del equipo para estar informados y disipar posibles dudas o aclaraciones, pero no debe transmitir la sensación de pérdida de tiempo.
Fomentar la participación y el diálogo en estas interacciones mejorará las relaciones interpersonales y el trabajo en equipo.
Mar Riguero considera que es necesario “un liderazgo participativo, en el que se involucre a compañeros y a otros líderes en el proceso de toma de decisiones y en la planificación”.
- Uso de lenguaje inclusivo
Para garantizar la diversidad en una organización, las empresas necesitan líderes capaces de comunicar mediante un lenguaje inclusivo. Para ello, los líderes deben identificar qué sesgos está transmitiendo con su lenguaje y eliminarlos.
El líder debe transmitir la importancia y el valor de cada miembro del equipo. En este sentido, la horizontalidad jerárquica es una manera de que cada miembro comprenda cuál es su importancia en la organización con independencia del rol y funciones que desempeñe. De este modo, los empleados se sentirán respetados y adquirirán un compromiso con su equipo y su empresa. Un líder debe sentir curiosidad y tener una mente abierta para aceptar diferentes perfectivas y soluciones, así como adaptarse a entornos multiculturales diferentes.
- Fomento de la autogestión
El reconocimiento personal de los miembros de un equipo puede derivar en un exceso de competencia que no favorece la colaboración. Por eso, la comunicación del líder debe favorecer la responsabilidad de cada miembro, sin entrar en competiciones absurdas. Cada miembro debe asumir parte del liderazgo.
Santiago García Navarro, coach y mentor, director de cambiodezona.com afirma que “el liderazgo sobre un equipo se ejerce desde la atribución de responsabilidades. De nada sirve que un líder sea muy potente si el equipo carece de objetivos y metas propias. A los líderes, que tienden a dar muy planificadas y estructuradas las relaciones de equipo, no les ayudan en su misión. Un buen líder genera responsabilidades y compromisos que provocan cambios en los equipos”.
El líder ayuda a ser líder al resto de los miembros del equipo y su comunicación asertiva debe favorecer el sentimiento de pertenencia de cada miembro a su equipo y al proyecto. De este modo, favorecerá la innovación y la curiosidad necesarias para desempeñar un proyecto.
“Cuando los miembros de un equipo saben qué se espera de ellos y que están desarrollando un trabajo con un alto nivel de competencia, sienten otras necesidades de comunicación, se estrechan vínculos. En definitiva, se sienten más cómodos en su tarea, más motivados hacia la consecución de los objetivos comunes: comienzan a percibir algo más que sus propios intereses. Ahí es donde se percibe el trabajo del líder”, continúa García Navarro. “Además, si los empleados están involucrados, son más propensos a tener confianza en el futuro de su organización. El resultado es un equipo más comprometido e implicado.
En conclusión, el liderazgo y la comunicación van de la mano en las organizaciones.
La función de un líder es guiar a su equipo hacia la consecución de unos objetivos, convirtiéndolos en protagonistas de su propio liderazgo. El líder hace al líder.
Una comunicación asertiva, basada en la empatía, clara, concisa, transparente, inclusiva, coherente, con unos objetivos y una estrategia, pero adaptable a los cambios y a nuevas propuestas, permitirán a los empleados sentirse reconocidos y valorados en la organización, fomentando el trabajo en equipo, la colaboración, la coordinación y, por consiguiente, la productividad.