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Tres pasos para fomentar el trabajo en equipo

Por 26 octubre, 2020diciembre 9th, 2020No Comments

El refranero español recoge el siguiente dicho: “La unión hace la fuerza”. Es decir, si se cuenta con la colaboración de varias personas es más fácil conseguir el éxito, solucionar un contratiempo o acabar con un rival.

Trabajo en equipo

Si lo trasladamos al ámbito laboral podría equivaler a la creación de grupos de empleados dentro de la estructura empresarial para alcanzar objetivos.

En la vida profesional, colaborar y cooperar es imprescindible. Para lograrlo “es necesario el trabajo en equipo, tanto interno (equipos de trabajo) como externo (trabajo con nuestros clientes)”, afirma Fernando Mateo, consultor y formador especializado en trabajo en equipo.Todo esto es definido en procesos de consultoría, en las UTE, en outsourcing.…”

El trabajo en equipo solo genera beneficios, sacamos lo mejor de cada uno para el bien común, para el éxito de todos.  Ya lo decía Ken Blanchard: “Ninguno de nosotros solo es tan inteligente como todos nosotros juntos”.

Lograr la eficiencia de los equipos no es un proceso sencillo. A continuación, desvelamos cómo conseguir que el trabajo en equipo sea exitoso.

El primer paso: formar el equipo

Según un estudio realizado por la empresa de trabajo temporal Randstad, el 70% de los encuestados considera “que el rendimiento es superior trabajando equipo”. Pero, ¿de qué forma debe implantarse ese trabajo en equipo para que la empresa logre beneficios?

Lo primero que se debe hacer es crear un equipo con unas características concretas. No es suficiente constituir un grupo sin más, hay que estructurarlo en base a unos criterios bien definidos.

Para constituir un buen equipo, se ha de partir de estas consideraciones:

  • Buscar diversidad de perfiles con competencias y personalidades distintas con puntos de vista diferentes
  • Definir bien los roles. Estos han de estar perfectamente identificados para saber qué papel tienen que desempeñar y cómo pueden ayudar a otros compañeros
  • Potenciar las habilidades de cada miembro, destacar sus fortalezas e integrarlas en el grupo con el objetivo de usarlas de forma eficiente para la meta común. De este modo, nadie del equipo se sentirá discriminado
  • Centrarse en el “nosotros”. Aunque el equipo esté formado por un conjunto heterogéneo de personas, hablar en primera persona del plural resulta esencial para que todas se consideren parte del proyecto. Hay que aparcar los individualismos y fomentar el sentimiento de pertenencia
  • El trabajo en equipo saldrá adelante si se confía en todos y cada uno de sus integrantes. Esto afianza la unidad y redunda positivamente en el camino hacia las metas. Por lo tanto, a la hora de escoger a los candidatos, estos han de inspirar seguridad y estar en sintonía con los valores de la compañía
  • Delegar. Esta es una acción que se deriva de la actitud anterior. Si se delegan tareas, se posee confianza en el equipo. El “yo” se deja de lado y la idea del “nosotros” adquiere de nuevo protagonismo.

“En un mercado cada vez más exigente como el actual, formar un equipo de trabajo implica alcanzar un estado de sinergia entre sus miembros para que rindan más como colectivo que individualmente. Es decir, la sinergia canaliza la capacidad de colaboración y contribución de cada uno de los miembros hacia la construcción de un alma como equipo, que permite lograr un resultado global superior a la suma de las partes individuales.

En un equipo de trabajo están reunidas las condiciones de sinergia positiva cuando existe un nivel de confianza alto, un esfuerzo coordinado, una comunicación fluida y una integración de experiencias, conocimiento y habilidades entre todos sus miembros”, afirma Marlene Pinho, consultora de RRHH y profesora de competencias profesionales, soft skills e inteligencia emocional.

Segundo paso: saber dirigir

Tras constituir el equipo, hay que saber liderarlo. El profesional que lo dirija tendrá que hacer hincapié en la comunicación. Esta es la llave para fomentar la interacción, la retroalimentación y para estar abiertos a transmitir las ideas propias. También será necesario estar dispuestos a escuchar y a cambiar de estrategias cuando sea pertinente.

Es bueno fomentar la empatía y hacer entender que, a pesar de que existen posturas contrapuestas, es posible llegar a un entendimiento. El líder del equipo se encargará de sacar lo mejor de las distintas posturas, sin valorar unas por encima de otras. Se tratará de lograr un consenso común por el bien del proyecto.

Los objetivos deben estar bien definidos y todos los integrantes del equipo han de tenerlos claros. Se les tiene que explicar de una manera uniforme y coherente.

En este sentido, la coordinación resulta vital, pues ha de establecerse una estrategia dirigida a definir con precisión la tarea de los empleados y así llegar a ese fin establecido.

Mary Carmen López, especialista en actividades de team building y directora de Empáticos, asesora a empresas para consolidar equipos exitosos. Para ella “un buen líder de equipo debe capacitar, inspirar y recompensar.  Cuando se capacita, se equilibran las aptitudes de los integrantes del equipo y se les empodera a través de conocimientos y herramientas. Inspirar y motivar al equipo genera la chispa creativa e innovadora que impulsa a crear nuevos y buenos resultados. Recompensar, formal o informalmente, invita a repetir ciclos con entusiasmo, aumenta la productividad”.

Cerrando la idea, Mary Carmen afirma que «para cumplir estas tres tareas, siempre deben aplicarse técnicas de empatía, creatividad, team building y adaptabilidad al cambio”.

Para Enrique Cuevas, CEO Fundador ECM Coaching y Enriquecerte, “dirigir personas no es tarea fácil, requiere de unas habilidades emocionales altamente desarrolladas. Los seres humanos no hacemos nada sin sentido. Todo lo que hacemos, consciente o inconscientemente, cubre una necesidad física o emocional. Las físicas las conocemos (dormir, comer…), sin embargo, las emocionales no son tan conocidas.

El buen líder es capaz de conocer e identificar las necesidades de cada miembro del equipo para lograr la mayor productividad.

Enrique lista estas necesidades. Alguna “predominan siempre sobre el resto” funcional o disfuncionalmente:

1.- Certeza: saber qué se espera de nosotros o lo que tenemos que hacer

2.- Amor: estar conectados con los demás, sentimiento de pertenencia, que le importamos a alguien.

3.-Significancia: sentirnos importantes, valiosos, reconocidos.

4.- Variedad: aprender, curiosidad, crecer, superarse, descubrir, conocer

5.-Crecimiento: sentir que evolucionamos, promocionamos y mejoramos en nuestro desarrollo personal y profesional

6.- Contribución: sentir que aportamos o colaboramos a construir un mundo mejor, una empresa mejor, un equipo mejor. Ayudar.

“La clave de un equipo de alto rendimiento está en que cada miembro se conozca en profundidad (los valores, su propósito, su aportación, sus carencias) y que, además, lo compartan unos con otros”, afirma Yolanda López, coach PCC de equipos y formadora de inteligencia emocional.

Yolanda considera que “para fomentar la empatía, la comunicación y la confianza es necesario que cada persona, de manera individual, trabaje en su “caja” (competencias y capacidades propias) a través del autoconocimiento y que luego lo haga visible sin miedo a ser juzgada. Por eso, es primordial que el líder estimule a cada miembro a conseguirlo. Además, somos más fuertes como equipo si conocemos no sólo nuestra caja, sino la de todos sus miembros.

El objetivo es hacer ese trabajo personal y grupal de manera continua para desarrollar herramientas y comportamientos grupales, que incrementarán nuestra capacidad de aportar valor, en el que el resultado total es mayor que la suma de las partes”.

Tercer paso: un trabajo en equipo exitoso

Un trabajo en equipo exitoso es el resultado de una labor continua en el que la gestión del personal resulta fundamental. En este conjunto de actuaciones, que se vayan realizando, hay que incluir la motivación.

Laura Romero, coach especializada en coaching deportivo y ejecutivo, propone cinco pasos para motivar a un equipo:

  1. Conoce a tu equipo. Saber qué es lo que les motiva a cada uno
  2. Fija objetivos y metas Dividir y revisar los objetivos, que se van cumpliendo, es un buen método para mantener siempre la motivación activa
  3. Comunícate con él. Mantén un feedback constante para generar confianza y evitar malentendidos
  4. Proponer iniciativas y fomentar la creatividad del equipo es clave para el desarrollo individual y grupal
  5. Premiar el trabajo bien hecho genera autoconfianza entre todos los miembros del equipo.

«Si quieres ir rápido camina solo, si quieres llegar más lejos ve acompañado», sentencia Laura, que destaca la importancia de un equipo para llegar más lejos y su apoyo en la consecución de un meta u objetivo común. “Podemos aprender mucho de los valores del deporte a la hora de trabajar en equipo: compromiso, responsabilidad, esfuerzo, superación, perseverancia, disciplina o compañerismo son valores de identidad individual que, aunados en un equipo eficaz y cohesionado, producen un rendimiento mayor”.

El trabajo individual se ha de reconocer, pero los logros del conjunto también deben tener su recompensa. Se puede resaltar lo que ha aportado cada uno de manera individual y celebrar el resultado positivo gracias al esfuerzo de todos. El agradecimiento o una celebración pueden ser suficientes para motivar.

Es recomendable tratar de incentivar la creatividad, la innovación y el brainstorming o lluvia de ideas a través de reuniones productivas.

Procurar transmitir la importancia de mantener unos valores dentro del grupo, como el hecho de ayudarse o apoyarse, resulta fundamental para que ese trabajo en equipo dé sus frutos.

Para Cristina Jardón, experta en inteligencia emocional, mindfulness y compassion, y SIY Certified Teacher “cuando pensamos en equipos altamente efectivos, el componente psicológico y afectivo tiene un peso considerable. Y raramente es un aspecto que se trabaja en un equipo.

En un estudio interno realizado en Google en 2012 para saber cuáles son los factores que determinan los equipos efectivos, descubrieron con sorpresa que la seguridad psicológica era uno de los que más impactaba en la efectividad, más allá de otros como el estilo de liderazgo, la mezcla de diferentes backgrounds o el establecimiento claro de objetivos. Es decir, que los miembros de un equipo se sientan apoyados y acogidos por el equipo, que se sientan seguros de abrirse, sin miedo al juicio. Llegar a esto implica entrenamiento en empatía, en amabilidad y en compasión”.

Irene Jiménez, coach, experta en facilitación y acompañamiento en procesos de cambio y transformación en los equipos y Ceo de Insiding apunta “a la confianza como factor promordial, ya que cuando confiamos, suspendemos temporalmente el estado de incertidumbre sobre las acciones de las personas, es decir, dejamos de lado las dudas y prejuicios, y elegimos creer firmemente.

Cada miembro del equipo debe ser autónomo a la hora de expresar sus ideas y aportar valor para mejorar el día a día. Un líder confía, se enorgullece y disfruta de las personas con las que trabaja.

Las ventajas de un trabajo en equipo exitoso surgen cuando se ponen en común ideas nuevas y diferentes que aportan mejores soluciones y si, los miembros del equipo se sienten realizados, todo fluye. Así, desde esa confianza, se pueden conseguir grandes beneficios del trabajo en equipo: crecimiento personal y colectivo, fomento de la creatividad, aumento de la motivación y de cohesión, y mejora de la comunicación”.

Por su parte, Silvia Quílez, executive & life coach, destaca tres principios fundamentales para conseguir un equipo exitoso:

  • Principio de pertenencia y aceptación dentro del equipo
  • Principio de orden y jerarquía: todo miembro del equipo tiene derecho a pertenecer a él, pero siempre respetando una jerarquía
  • Principio de equilibrio entre el dar y el recibir: entre lo que aporta cada miembro y lo que recibe, si no se generará una deuda que ,si no es recompensada, puede llegar a provocar la ruptura del sistema

¿Qué se debe evitar?

Para que un equipo funcione, las decisiones no se pueden tomar de forma unilateral. Todos los miembros del grupo cuentan. Es importante que los pasos a seguir se hayan tomado tras un consenso. Si existe la sensación de que quien toma las decisiones es nada más que el responsable, no se incentivará el sentimiento de pertenencia.

La competencia entre los distintos departamentos puede perjudicar al proyecto empresarial, al menos si no se controla y se transmite la idea de unidad.

El respeto hacia el trabajo de los demás es fundamental y no se debe minusvalorar el esfuerzo de ningún integrante. Se puede conversar para localizar los posibles fallos e intentar implementar mejoras, siempre desde el diálogo y la comunicación.

Si somos opacos a la hora de transmitir lo que deseamos, la desconfianza será la nota común. Por ello, la comunicación se torna fundamental, así como los mensajes que queramos compartir: siempre claros e iguales para todo el equipo.

 

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