ArtículosNoticias

Consejos para dar un buen discurso

Por 24 noviembre, 2022No Comments

Si tienes que preparar un discurso y no sabes por dónde empezar, a lo largo de este artículo encontrarás algunos consejos para poner en práctica. Tanto si es tu primer discurso, como si ya tienes experiencia previa hablando en público, existen recomendaciones que puedes incorporar en su preparación y que te ayudarán a mejorar los resultados.

  1. Estructura tu presentación

Una presentación es un proceso por el que se traslada información a una audiencia sobre una temática, a través de un discurso, que puede apoyarse en otros soportes, como una pantalla en la que se muestre texto, imágenes o vídeos.

Guardar una estructura en la presentación facilitará ese traslado de información a nuestra audiencia. La mayor parte de los asistentes seguirá fácilmente la presentación si el contenido está organizado.

Habitualmente, una presentación se estructura de forma similar a una historia: apertura, desarrollo y cierre. En la apertura, se apela a la atención de la audiencia con alguna anécdota, pregunta o suceso que despierte su interés. En ocasiones, se recurre al humor para que la audiencia se relaje y absorba mejor el discurso. Esto puede ser un punto a favor si la presentación forma parte de un ciclo de conferencias.

Es necesario presentarnos ofreciendo datos y logros de nuestra trayectoria profesional, sin extendernos demasiado, pues la audiencia perderá el interés y pensará que acudes solo a exhibirte.

En esta etapa de apertura o introducción, debemos aclarar los objetivos de nuestra presentación y hacer un compendio de los puntos temáticos que vayamos a tratar.

En el desarrollo, debemos dejar claro cuál es el mensaje o los mensajes. Podemos subdividirlo en secciones. Dejar clara la idea que queremos que la audiencia retenga. Por eso, es importante que transmitamos seguridad durante la charla. Así, conseguiremos convencer a nuestra audiencia mientras la entretenemos.

El cierre de la presentación debe ser coherente con el inicio. Al ser la última parte del discurso, tiene un especial impacto y haremos hincapié en cómo la audiencia puede hacer uso de lo que ha aprendido. El cierre suele ser breve y repasar los puntos analizados a lo largo del discurso. En esta última fase, podemos incluir contenido que refuerce el mensaje, como una cita o una anécdota.

Es frecuente que el orador motive o desafíe a su audiencia para que tome acción. Una forma de incentivar su participación es animar a las personas a realizar preguntas o debatir sobre lo expuesto, de este modo podremos medir si nuestro discurso ha calado entre los asistentes.

Inés Seisdedos, consultora de Comunicación y Oratoria, destaca “un elemento clave en la estructura de una presentación para enganchar a la audiencia: tener un propósito claro. Para ello, identifica hasta tres mensajes clave que guionicen tu presentación y ni uno más.Tres mensajes que, junto al inicio y el final, sean los momentos cumbre de tu exposición. Esta estrategia beneficia a quien habla y a quien escucha. A ti como orador u oradora, porque defines con claridad y eficiencia qué vas a contar, asimilas el contenido sin necesidad de memorizar y, como resultado, en escena ganas en elocuencia, credibilidad y persuasión. Y para tu audiencia, porque si tú no dudas de lo que tienes que decir, ellos tampoco dudarán de lo que les has hecho sentir”.

Para Elisenda Renom, debemos recordar que “un discurso para una presentación es un acto de comunicación oral que tiene unos elementos diferentes a los que usaríamos en un texto escrito. La oralidad precisa de recursos para captar la atención de la audiencia, como el storytelling y los recursos narrativos, que ayudan a conectar con los oyentes y retener el mensaje.

Para ello, podemos: formular preguntas directas o retóricas que activen la atención de los oyentes y eviten escuchar pasivamente datos e información, por ejemplo: ¿sabéis cuántas toneladas de residuos se generan cada año en España?; usar imágenes: es diferente comentar hay unas 280.000 personas con cáncer en España que transmitir la imagen de que hay tantas personas con cáncer en España como para llenar tres estadios como el Camp Nou. También ayuda usar citas o parafrasearlas: no preguntes qué puede hacer tu empresa por ti, pregúntate que puedes hacer tú por tu empresa, o poner ejemplos, usar anécdotas, fábulas, dichos o refranes”.

  1. Controla el lenguaje no verbal

El lenguaje no verbal es un elemento muy importante para persuadir a la audiencia. Se entiende como lenguaje no verbal el proceso por el que se transmite un mensaje a través de gestos, signos, expresiones faciales o posturas corporales.

Dentro del leguaje no verbal, la kinésica estudia el significado de los movimientos corporales y gestos faciales. La postura corporal, la gesticulación, las expresiones faciales o el contacto visual influyen a la hora de comunicar.

La proxémica, como parte de la kinésica, estudia el uso de los espacios o distancias para comunicar. El lenguaje proxémico analiza el movimiento o traslado del cuerpo de un punto a otro. El lenguaje proxémico es social, y depende de lo que emisor y receptor conocen para poder interpretar el mensaje; de ahí que existan diferencias culturales que puedan interferir al transmitir un mensaje.

Su aplicación depende del espacio donde se encuentra el orador, así distinguimos entre espacio: público, social, personal e íntimo. Los discursos en conferencias suelen mantenerse en espacios público, mientras que las presentaciones de servicios suelen ocurrir en espacios sociales.

Por último, la paralingüística estudia los elementos vocales no lingüísticos que sirven para interpretar o contextualizar la información. Entran en juego el volumen y timbre de nuestra voz, la entonación, las pausas, la fluidez verbal o la dicción.

La directora de la Escuela Europea de Oratoria, Mónica Pérez de las Heras, considera fundamental “tener en cuenta que tan importante como lo que se dice es cómo se dice. Por eso, es muy importante gestionar de manera adecuada el lenguaje no verbal del orador. Tienes que ser consciente de que tu cuerpo habla, aunque tu boca esté cerrada. Todos los nervios, que llevas por dentro al hablar en público, se transmiten a la audiencia a través de gestos involuntarios: tocarnos el pelo, llevarnos la mano a la nariz, rascarnos la oreja, tocarnos un anillo… solo cuando el orador gestiona adecuadamente su lenguaje no verbal consigue transmitir seguridad a su público”.

Resumiendo, cuando vayas a pronunciar un discurso, tendrás que verificar si tu comunicación verbal y no verbal están alineadas, de lo contrario estarás enviando un mensaje distorsionado.

consejos buen discurso

  1. Conoce tu audiencia y el contexto

Siempre que vayamos a dar un discurso, tenemos que conocer previamente a quiénes nos vamos a dirigir y en qué contexto. No es lo mismo formar parte de un evento, con ponentes dirigidos a una audiencia especializada, que formar parte de un evento en el que tu conferencia trata una temática disruptiva o poco conocida para los asistentes. El mensaje será totalmente diferente.

También es importante usar un lenguaje acorde al conocimiento previo de los asistentes. Para Elisenda “un error frecuente es hablar con tecnicismos a una audiencia que no conoce los términos, o simplificar en exceso y dar demasiadas explicaciones al dirigirte a un público experto”.

Tampoco es lo mismo si existen diferentes audiencias. Por ejemplo, si es un evento al que asisten medios de comunicación, partners de otras empresas o audiencias online, en el caso de que el evento se retransmita online. Debemos captar la atención de las diferentes audiencias adecuando el mensaje a cada una, pero teniendo claro el objetivo del discurso.

Conocer el auditorio o sala, con anterioridad a nuestra charla, nos facilitará la labor para desenvolvernos y hacer uso de los recursos disponibles.

También debemos tener en cuenta los horarios y en qué contexto daremos el discurso. No es lo mismo un discurso después de una cena de empresa que después un desayuno. Tampoco es lo mismo una charla motivacional que una presentación de producto.

Es importante saber si habrá ponentes, antes o después de nuestra charla, y sobre qué temáticas hablarán. Al final de un evento de siete horas, un discurso denso puede ser garantía de una estampida de asistentes.

Por último, no olvides preparar un discurso alternativo breve por si no puedes realizar uno largo por cualquier circunstancia.

  1. Valora el espacio y los recursos técnicos

Como decíamos el punto anterior, conocer el espacio donde daremos el discurso es imprescindible. En el caso de ser una sala, su distribución, el aforo, el tamaño del escenario y su cercanía con el público son aspectos a tener en cuenta.

Si vamos a utilizar soportes que respalden nuestro mensaje, como una presentación escrita, tendremos que saber el formato en que debemos enviar nuestro material para adaptarlos a los recursos de la sala. De nada sirve tener preparados vídeos en la nube para explicar ideas, si la conexión wifi de la sala no funciona correctamente. No des por hecho lo que parezca evidente y prepara una alternativa. En este caso, contar con los vídeos descargados en un portátil o tablet puede ser una solución.

Antes de presentar, prueba que todo el equipo audiovisual funciona adecuadamente. Ten siempre tu plan B por si falla.

Si la sala cuenta con una o varias pantallas, debes conocer su posición y si puedes emplear todas para apoyar tu mensaje. Si las pantallas no funcionas, no se acaba el mundo. Recuerda los puntos de tu discurso. Recuerda que una pantalla es solo un apoyo a tu mensaje, pero no la esencia de tu discurso.

Para apoyar tu mensaje puedes utilizar presentaciones hechas con diferentes herramientas, como PowerPoint, Prezi o Visme. Estas te permiten realizar gráficos para presentar datos de forma amena, pero recuerda que los asistentes no van a un discurso a leer una pantalla y pueden abrumarse si hay mucha información a procesar.

Un error frecuente, que solemos cometer, es hacer nuestras presentaciones sobre la base de otras ya hechas. Así, es muy común reciclar dispositivas o empezar abriendo PowerPoint. “En realidad, los apoyos visuales deberían ser eso: apoyos visuales.

Elementos que ayudan a nuestra audiencia a comprender mejor nuestro mensaje.

Pueden ser una presentación o algo que nos saquemos del bolsillo, literalmente.

Lo ideal es que la presentación se realice en último lugar, cuando ya sabemos en qué puntos de nuestra charla necesitaremos estos apoyos visuales para facilitar la comprensión de nuestro mensaje. Es importante elegir bien qué visuales usaremos y esto, debemos ser conscientes, nos llevará tiempo. Según Nancy Duarte, para preparar una presentación de una hora con 30 diapositivas, el tiempo estimado será entre 36 y 90 horas”, resalta Cristina Juesas, coautora del libro “Hablar en público en 4 pasos”.

La visualización de datos en la presentación es “una disciplina que tiene sus retos, ya que implica varios elementos, como son los propios datos, el diseño de proyecciones y la transmisión de cierta idea a través de ese soporte, afirma Xabi del Campo, creador de Prensento.es, comunidad creada para aprender oratoria, quien considera que “conseguirás equilibrar lo anterior y, poner los datos al servicio de tu mensaje, si tienes clara cuál es la función del gráfico (u otra visualización) que elijas.

Como norma general, los datos deben presentarse de manera sencilla y minimalista, huyendo de gráficos sobrecargados que requieran de mucho tiempo para que tu audiencia los procese.

Los datos no deben competir contigo como ponente por la atención de tu audiencia, sino ayudarte a que esta entienda tu mensaje o tome una decisión”.

En cuanto a la acústica de la sala, debes valorar si realmente necesitas un micrófono y cuál será el más adecuado. Hay salas en las que no es necesario y queda más cercano el discurso.

¿Qué sucede si nuestro evento es en streaming y tenemos que dar un discurso a una audiencia que no vemos? La forma de valorar el interés puede ser el número y contenido de mensajes y preguntas, que van dejando durante el transcurso del evento, además de lo que el organizador o moderador nos vaya transmitiendo. Aquí debemos valorar qué elementos verbales y no verbales queremos potenciar, puesto que en un discurso online no contamos con tantas posibilidades no verbales.  A esto se añaden los posibles problemas de conexión que pueden surgir. Algunas recomendaciones en este caso son: minimizar el ruido que puede distraer a tu audiencia, describir lo que se ve en pantalla, evitar contenido con destellos o generar subtítulos que ayuden a seguir el contenido.

  1. Controla tu tiempo

Saber qué tiempo debe durar cada parte de tu discurso y controlarlo perfectamente te aportará tranquilidad y seguridad. Esto revertirá en la percepción que los oyentes tengan de tu discurso, aumentando tu credibilidad.

Siempre que vayamos a dar un discurso, debemos contar con un guion previo y ensayar con un reloj, que esté a la vista, para saber, en cada momento del discurso, si debemos acortar o extendernos. De este modo, podremos hacer cambios en nuestro guion si valoramos que no se ajusta a lo que queremos comunicar en el tiempo asignado.

Medir el tiempo ayudará a que no usemos más del necesario y perdamos la atención de nuestro foro, pero, además, cuando nos sigue otro ponente, es una señal de respeto a su tiempo.

Desviarse unos minutos del tiempo estipulado inicialmente es comprensible, pero aumentar el tiempo de una charla de forma considerable indica una falta de preparación y de adaptación a la circunstancias. Siempre debemos saber en qué partes de nuestro discurso podemos acortar, sin que el mensaje pierda fuerza. En realidad, siempre existirá una idea principal, que se reforzará con ideas secundarias y terciarias. Esquematizar estas ideas nos ayudará a establecer una jerarquía y poder prescindir o acortar el tiempo durante la charla. 

  1. Ensaya una y otra vez

Parece obvio, pero cuantas más veces repitamos un discurso y cuantos más discursos ofrezcamos, más posibilidades tendremos de mejorar.

Es interesante que podamos contar con el apoyo de colaboradores o profesionales externos que puedan ofrecernos una opinión sincera. En algunas escuelas ya imparten asignaturas para hablar en público de forma eficaz y persuasiva.

Ensayar te permite rebajar el nivel de tensión y nervios habituales cuando realizas una actividad por primera vez. El hecho de que otros te estén evaluando de forma tan directa provoca un estrés que puede evitarse con la repetición.

El miedo a equivocarse o ser juzgados es algo totalmente humano.

Manuel Paderne, conferenciante y formador, resalta un comentario que le hizo un gran comunicador de este país: “el día que pierda el miedo a hablar en público, lo dejo, porque significará que ya no le tengo respeto a mi audiencia”.

Paderne ofrece tres recomendaciones para estar más seguros y seguras en una charla.” La primera: hablar de lo que sabes, no de lo que no sabes. La segunda: simplificar la charla en tu mente. Practícala, pero apóyate en una estructura con tus ideas centrales. No te arriesgues memorizando todo tu discurso, te pondrás más nervioso o nerviosa. Y, por último, antes de iniciar una presentación, repítete a ti mismo o a ti misma: quiero que mi público disfrute. Si piensas en tu audiencia, te analizarás menos”.

Para la life coach y formadora Antonella Ghisu,“hablar en público es una habilidad que se puede entrenar.

El truco para lograr la excelencia, para conectar con el público, para despertar empatía, causar entusiasmo, y compartir ideas y conocimiento es el previo ensayo.

Repite tu charla infinitas veces hasta ser capaz de reproducirla de forma impecable. Grábate, obsérvate delante del espejo, prepárate consciente y minuciosamente los primeros minutos de tu exposición. Está científicamente probado que en el comienzo de una presentación tus nervios llegarán a su punto máximo para luego descender. Si sobrevives a los primeros tres minutos, tendrás muchas posibilidades de que tu exposición triunfe en su propósito.

Ensayar e interiorizar la estructura y las ideas te permitirá presentar con fluidez sin titubear, sin añadir muletillas verbales. Solo así serás capaz de transmitir tu seguridad, autoconfianza y autoridad”.

En ocasiones, los ponentes tienden a ser más críticos con ellos mismos que la propia audiencia. Por eso, es necesario que exista una evaluación externa de profesionales que puedan indicarte qué puntos has de reforzar y puedan darte consejos sobre tu dicción, tu ritmo, tu movimiento en la sala, el contenido, cómo enfatizar lo importante, cómo mantener el contacto visual, cómo hacer partícipes a los asistentes o cómo entretener. En definitiva, cómo lograr transmitir de forma más eficiente tu mensaje.

  1. Aporta contenido de valor

Quién no ha ido a un evento con numerosas charlas y ha tenido la sensación de haber estado antes. Mismos mensajes con datos similares, con ejemplos idénticos, que, prácticamente, toda la audiencia conocía.

Esto suele suceder porque los foros a los que acudimos son similares. Si, por ejemplo, nos dedicamos al marketing jurídico y repetimos el mismo discurso en todos los eventos a los que acudimos, los abogados, asesores y gestores que acudan acabarán por comentar a la salida “otra vez lo mismo”.

Es recomendable que, al finalizar un evento, se realice una evaluación de las ponencias. Los organizadores del evento tendrán así una visión de cómo ha ido y qué ponentes deberían participar en la siguiente edición.

En muchos casos, las empresas eligen al ponente que la representará en un evento. Este no debería acudir a “vender” literalmente un producto, ya que los asistentes podrían percibir de forma negativa la marca. Hay otras opciones para despertar el interés en la audiencia, como explicar un estudio o un caso práctico, o analizar un hito de tu sector.

Un método para mantener entretenida a la audiencia, de principio a fin y, enlaza con la capacidad del orador para estructurar un discurso interesante, es la creación de una historia.

“Respiramos historias a diario, pero son tan ubicuas que parecen invisibles. Contamos anécdotas, vemos series, leemos novelas, escuchamos noticias… Todo son historias. Entonces, ¿por qué dejamos de usarlas en el mundo académico, en el trabajo, o al comunicar en público?

Contar historias no es un recurso, es la forma natural de comunicación entre humanos. Las buenas historias enseñan, influyen, se recuerdan mejor y atrapan la atención”, asegura Carles Caño, autor del libro Storyfulness, que te ayudará a encontrar historias relevantes para tus propósitos, moldear una historia para que enganche más, contar cada historia de manera que cautive a tu audiencia y usar estructuras narrativas para comunicar ideas y diseñar grandes experiencias”.

Con estos consejos y tu propia experiencia, que te permitirá añadir unos cuantos más, podrás prepararte para dar un discurso que impacte, con contenido de valor, con un equilibrio entre el lenguaje verbal y no verbal, con la duración adecuada y con la seguridad de que podrás controlar tus nervios gracias a una exhaustiva preparación.

IOR Consulting

IOR Consulting

IOR es una plataforma única de profesionales independientes que forman una exclusiva comunidad de expertos con el fin de hacer más fácil, al profesional independiente y a potenciales clientes, establecer contacto y realizar negocios.

Leave a Reply